¡A DORMIR BIEN!

CÓMO ACOMPAÑAR A LOS NIÑOS PARA QUE DUERMAN SOLOS Y FELICES

Existen diferentes teorías con respecto a la edad en la que un niño debe comenzar a dormir solo. Algunas se basan en conseguir cuanto antes su autonomía a la hora de irse a su propia cama y otras fomentan el colecho durante periodos más largos, siendo todas ellas válidas. Independientemente de cual sea tu elección, una vez decidas que ha llegado el momento en el que quieres que duerma en su habitación puede ser que te encuentres con algunas dificultades como por ejemplo, cierto rechazo por parte del peque.  

Otra situación que puede presentarse es que ya se hubiera conseguido este objetivo, pero debido a diferentes circunstancias se pierda el hábito y cueste recuperarlo. Actualmente esto puede producirse debido a la situación de excepción que estamos atravesando, en la que por lo general los niños demandan más afecto, contacto físico y es frecuente que hagamos excepciones, cambiemos rutinas y cedamos en el hábito de dormir.

Durante el proceso en el que intentamos establecer desde cero o recuperar esta rutina es posible que se nieguen, vuelvan a tener miedo a estar solos, alguna pesadilla o incluso se levanten en mitad de la noche y se presenten en tu habitación.  Esto puede resultar desesperante y cómo madres y padres sentirnos desbordados. Por todo ello, a continuación os dejamos una serie de pautas a tener en cuenta en esta serie de procesos: 

  • Crear una rutina: El cerebro se ayuda de estímulos que le indiquen que “ha llegado la hora de dormir” si conseguimos que estos estímulos sean siempre los mismos, será mas sencillo. Es importante crear una rutina previa a irse a la cama y que sea la mayoría de las veces en torno a la misma hora. Por ejemplo, darse un baño, cenar, lavarse los dientes, ir al baño antes de meterse en la cama y leer un cuento.
    Durante estas rutinas hay que intentar favorecer la introducción de actividades relajantes y evitar las estimulantes, como uso de videojuegos, ver dibujos animados o consumir alimentos que puedan activarles, como por ejemplo el chocolate.  
  • Hablar con ellos y reforzarles: es interesante explicarles qué queremos conseguir, qué ventajas tiene dormir en su propia habitación y que estén motivados. Una de las claves para aumentar su motivación es fijar unos refuerzos que se pueden aplicar si se cumplen unos objetivos. Los objetivos al principio tienen que ser sencillos y asequibles e irse complicando según avanzan ( por ejemplo, el primer objetivo puede ser que consiga aguantar media noche durmiendo solo sin despertarse, el siguiente la noche entera). Además, es importante intentar elegir refuerzos no materiales (por ejemplo: hacer su desayuno preferido la primera noche que duerma solo, ir a jugar al parque más tiempo de lo normal…)
    Por último, el refuerzo verbal y el cariño son muy eficaces y gratificantes a la hora de aplicarlos.
  • Promover que se duerman solos y aumentar el tiempo que tardamos en volver a la habitación una vez que les acostamos: Uno de los procedimientos empleados es que cuando el peque se ha acostado y le hemos leído un cuento nos marchamos y dejamos la puerta abierta, le decimos que en cinco minutos pasaremos a darle un beso. Cada día que pase iremos aumentando el tiempo, diez minutos, quince minutos etc hasta que el niño se acaba relajando y se duerma el solo.
  • Asociar el momento de estar en la cama con sensaciones positivas y agradables: se puede fomentar a través de la lectura de cuentos, hacer relajación, hablar de cosas que nos gusten, dar un abrazo, meter en la cama su peluche preferido o incluso poner alguna canción relajante.
  • Miedo a la oscuridad: en estos casos se pueden emplear lámparas con regulador de intensidad, para ir bajándola y que finalmente sean capaces de dormir sin apenas luz.
  • Tener al alcance una serie de recursos para poder utilizar ellos solos en el caso de que se despierten por la noche. Se puede trabajar con ellos que pasos tienen que seguir cuando se despierten para intentar hacerlos antes que acudir a la habitación donde se encuentran los adultos. Por ejemplo, tener cerca la luz para encenderla, practicar alguna relajación, tener a mano un libro que me relaje…
  • En el caso de que se despierte a media noche y acuda a tu habitación el procedimiento sería levantarse, acompañarle a su cama, hablar un ratito con él y volver a dejarle solo.
  • Por último, intentar tener coherencia en los límites que establecemos y marcar cuándo pueden quedarse a dormir en la cama de los adultos (porque sea una excepción) y cuando no. Ya que si les mandamos un mensaje contrario a lo que estamos haciendo les transmitimos una baja autoridad además de confusión con los límites.

Que un niño consiga dormir solo tiene resultados muy positivos como el aumento de su seguridad y autonomía. Este proceso puede ser difícil en algunas ocasiones, por ello si crees que necesitas ayuda y un acompañamiento para conseguirlo no dudes en consultar con profesionales de la psicología infantil.

Junio 2020

Esmeralda Rosell Medel

Psicóloga Sanitaria especialista Infanto-Juvenil

AtienzaBoada Centro de Psicología

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