ADOLESCENCIA Y COVID-19

La gestión emocional durante y después del confinamiento en la adolescencia

 

ADOLESCENCIA Y COVID-19

 

Durante la etapa de la adolescencia se producen numerosas alteraciones tanto a nivel físico cómo emocional. Es frecuente que los menores modifiquen sus planteamientos anteriores (lo cual es sano) y que definan nuevos gustos, preferencias, y que sus valores se reestructuren.  En esta etapa a nivel hormonal se producen cambios importantes, y esto se traducirá en un estado de ánimo fluctuante, con subidas y bajadas, lo cual es innegable que tendrá un impacto en su manera de relacionarse y comunicarse con su entorno. A demás,  a nivel afectivo también se producen modificaciones en la conceptualización de los vínculos y su valor, necesitando los adolescentes un mayor espacio con respecto al núcleo familiar (necesitan sentir una mayor autonomía) y tomando un cariz importante la relación con los iguales en la construcción de su identidad,  ya que en este grupo se sienten respaldados, seguros y comprendidos.

En algunas ocasiones la gestión y manejo de todos estos cambios pueden resultar complicados (tanto para los propios adolescentes como para los progenitores). Si a esto le sumamos el confinamiento en familia y pandemia, podemos encontrarnos con situaciones tensas, roces de convivencia y sensación de falta de entendimiento entre madres, padres e hijos. A demás, estamos comenzando a levantar los límites del confinamiento, vamos a comenzar a salir más a la calle y esto puede generar debates, dudas e incluso disparidad de opiniones en casa. También puede suceder que los adolescentes al empezar a salir e intentar llevar una vida más parecida a la de antes, sientan emociones como tristeza, frustración o enfado al darse cuenta de las pérdidas en su espacio de ocio y no poder retomar su vida tal cual la dejaron.

Por todo ello, es interesante que tengamos en cuenta una serie de escenarios que podemos encontrarnos y unas pautas para poder manejar éstos. 

  • Cómo se ha mencionado antes, es habitual que en esta etapa compartan casi todo con su grupo de amigos y no se comuniquen tanto con los padres. Durante el confinamiento se pueden mostrar más herméticos y es probable que no nos cuenten cómo se sienten y que piensan de la situación actual. Es importante preguntarles sin presionarles ni agobiarles para transmitir el mensaje de que estamos ahí si lo necesitan.
  • En el caso de que expresen lo que sienten es fundamental la validación emocional. Quizás muestran preocupación por algo que nosotros no consideramos tan relevante, pero es importante respetar y aceptar su emoción. Que los adolescentes sientan que tienen un espacio para expresar lo que sienten sin ser juzgados hace que se sientan comprendidos y escuchados y que quieran seguir comunicándose con nosotros.
  • A veces también puede aparecer el sentimiento de agobio, preocupación o incertidumbre por la situación académica, cambio del formato de exámenes o falta de recursos tecnológicos en casa. Destacaríamos dos perfiles de adolescentes. En el primero al no tener los elementos contextuales que les ayudan a ordenarse y tener hábitos (ir a clase, normas a seguir del instituto, manera de evaluación tradicional…) aquellos adolescentes que tenían dificultades previas en lo académico (baja motivación, baja capacidad de esfuerzo, falta de compromiso, dificultades de compresión e incorporación de los contenidos…) pueden terminar de abandonar el estudio. En el otro perfil (adolescentes perfeccionistas, sobre exigentes, inseguros, con un sentido de la responsabilidad alto y una valoración propia dependiente de la evaluación externa…) pueden aparecer síntomas de ansiedad y estrés elevados, aumentar su inseguridad al sentir una falta de control importante sobre la situación y en consecuencia bloquearse ante el estudio o sentir que no llegan nunca al objetivo. El acompañamiento de los adultos en este ámbito para ayudarles a ordenarse, comprometerse con los objetivos académicos y confiar en sí mismos es fundamental.
  • Es posible que en casa presenten una rutina diferente a la de los adultos, distintos horarios y con el confinamiento hayamos flexibilizado demasiado las normas y rutinas que teníamos anteriormente en casa. Aunque es adecuado respetar su espacio y ser flexibles hay que intentar mantener unos límites y una coherencia con las normas.  Es decir, ambos padres tienen que percibirse como un equipo y mantener constantes unas pautas para seguir transmitiendo autoridad y orden.
  • Cuando nos encontremos con situaciones en las que haya tensión por falta de acuerdo en algunas normas o límites hay que evitar llegar al extremo. Cuando percibimos tensión en aumento es mejor parar, distanciarnos y posteriormente retomar la conversación cuando tengamos el discurso claro.
  • También es habitual que en la adolescencia exista una sensación de invulnerabilidad y egocentrismo, por lo que en varias ocasiones pueden tener la sensación de que a ellos no les va a experimentar ninguno de los peligros que les anticipamos. Es importante destacar las consecuencias de no llevar a cabo las medidas o límites que nos pautan a la hora de volver a salir a la calle y trabajar su responsabilidad.
  • Por último, y no por ello menos importante, es esencial potenciar el acercamiento a los adolescentes desde lo positivo. Intentar comunicarnos y estar a su lado en situaciones agradables y atractivas para ellos. Mostrarnos interesados por las cosas que les gustan, preguntarles y hablar sobre ello va a facilitar que conectemos mejor con nuestros hijos.

Saber intervenir en estas situaciones puede ser clave para fomentar la convivencia en casa y evitar llegar un nivel alto de conflicto y tensión.

En AtienzaBoada ofrecemos sesiones en formato online, tanto para padres como adolescentes para poder abordar y gestionar situaciones como las comentadas anteriormente. Si tienes cualquier duda o quieres una cita con nosotras no dudes en llamarnos.

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Esmeralda Rosell Medel

Psicóloga Sanitaria especialista Infanto-Juvenil

Centro AtienzaBoada de Psicología

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