TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA Y CONFINAMIENTO

Cómo convivir conmigo y el TCA durante el confinamiento. Definición y claves para fomentar el autocuidado

COVID-19 Y TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

 

 

El covid-19 ha puesto “patas arriba” nuestro sistema de vida, alterando nuestras rutinas y añadiéndonos obstáculos que nos obligan a poner en marcha nuevas estrategias para adaptarnos a la situación actual. Si al impacto del Covid-19 se le añade experimentar problemas alimenticios previos a esta situación, las dificultades para las personas que manifiestan dicho cuadro se incrementan.

El trastorno de conducta alimentaria (TCA) es un cuadro psicológico que se caracteriza por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y pensamientos obsesivos con respecto a la comida, peso, imagen corporal, etc.

La falta de conciencia sobre las consecuencias que supone tener este trastorno lleva a que las personas que lo sufren manifiesten cierta sensación de bienestar (tramposa, por supuesto) al intentar controlar lo que les pasa a través de la comida. De esta forma, la alimentación acaba siendo un recurso para evadirse de sus problemas, una válvula de escape. Los conflictos que subyacen al problema alimenticio (problemas de autoestima, relacionales, inseguridad, falta de recursos de regulación emocional…) no se solucionan y a esto le añades el deterioro físico y emocional que sufren a consecuencia del patrón alimenticio disfuncional.

 

Dentro de los Trastornos De Conducta Alimentaria hay varios subtipos con características concretas (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, etc.), si bien independientemente del cuadro específico, el impacto de éste para la persona es muy potente, generándole limitaciones para poder llevar una vida normalizada. Algunos ejemplos del malestar que experimentan estas personas y sus consecuencias serían:

  • La vida de la persona se vuelve caótica y el miedo al fracaso se convierte en una sombra continua. Además, ésta puede experimentar cierta falta de sentido vital y desesperanza, poniendo el foco en la alimentación y su control como vía de gestión de los miedos y de las emociones.
  • Se invierte mucho tiempo pensando en comida y todo lo que gira en torno a ella. La alimentación, el peso, la imagen corporal y el ejercicio pueden convertirse en lo protagonista del día, llegando a ser algo obsesivo. Por ejemplo: la cantidad que se va a comer, el tipo de comida a ingerir, la forma de quemar las calorías, etc.
  • Se comienzan a aislar. No quieren que nadie se de cuenta de lo que les ocurre, dejan de compartir cómo se sienten por miedo y vergüenza, dejan de realizar quedadas en las que estén relacionadas con comidas, etc.
  • Hay cierto miedo a la evaluación externa y a la crítica, evitando por tanto todo contacto con personas que puedan tener influencia sobre su estado de ánimo. Por supuesto, también presentan grandes resistencias a que se les hable sobre la problemática, colocándose en el autoengaño y en la distorsión corporal como mecanismos de defensa que les impida conectar con su dolorosa situación
  • La autoimagen está muy devaluada. No se gustan a sí mismos, sienten rechazo por su físico, y están insatisfechas con la imagen que proyectan. De fondo los acompaña una exigencia extrema e importante rigidez, que les impide conectar con sus fortalezas y reconocer sus logros, siendo siempre insuficiente lo que hacen. 
  • Son personas con fluctuaciones en su estado de ánimo, cambios de humor que sienten que no pueden controlar. Éstos van acompañados de cierta inseguridad interna y problemas relacionales y familiares, sintiendo que no encajan en el ambiente que les rodea.

Como vemos, esta enfermedad es muy invasiva ya que interfiere en todas las áreas de vida de la persona, llegando un momento en el que la problemática llega a ser la verdadera protagonista de sus vidas. Todo acaba girando en torno al problema.

Para intentar sobrellevar el TCA en los días de confinamiento, algunas pautas básicas son:

  • Construir rutinas saludables: es importante mantener unos horarios de sueño, de comida, de actividades etc.  Las rutinas ordenan y contribuyen a la estabilidad emocional, lo que facilita una estructura que al estabilizar el estado de ánimo de la persona le permite no caer en la alimentación como vía disfuncional de regulación.
  • Trabajar la flexibilidad: Las personas con TCA son personas rígidas y autoexigentes y hay que trabajar con ellas la flexibilidad para que se marquen objetivos realistas y para que aprendan a tener un discurso más sano. Permitirse fallar y salir de la perfección, así como aceptar sus vulnerabilidades les facilita quererse más y tener un lenguaje interno más positivo
  • Trabajar la psicoeducación emocional: Si la persona es consciente de lo que siente e identifica sus necesidades puede responsabilizarse de su autocuidado y afrontar sus conflictos de manera serena. También es positivo que en la familia haya un espacio abierto a la comunicación, mostrándonos accesibles y disponibles para lo que puedan necesitar, intentando eliminar el juicio y la crítica de nuestro discurso.
  • Realizar actividades gratificantes y de autocuidado. En esta sociedad se nos exige ser productivos y si no parece que carecemos de valor. Las personas con TCA también se colocan ahí, necesitan hacer cosas productivas para sentirse valorados y, desde ahí, se olvidan del autocuidado y de conectar con el disfrute. Ver más allá y permitirnos ser más que nuestros resultados es fundamental para querernos por lo que somos y no solo por lo que hacemos.
  • Cuidar los espacios de las comidas: es importante que intentemos realizar las comidas juntos generando un clima tranquilo y favorable a la comunicación. Hay que intentar evitar en ese espacio discusiones o tensiones y poner el foco en exceso en la persona que manifiesta TCA, para evitarle presiones externas y que se sienta señalada.
  • Continuar con tu plan pautado de alimentación: es importante continuar con las pautas que nos han indicado los profesionales y, en caso de no tenerlas, es útil realizar una alimentación planificada. El acompañamiento profesional es imprescindible con este tipo de casuísticas.

 

COVID-19 Y TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

Estar pasando por esta experiencia de confinamiento acentúa las dificultades que pudiéramos tener previamente. Por eso mismo, te animamos a que sigas cuidándote. Si estabas recibiendo ayuda de un profesional antes de comenzar con el covid-19, ¡no desistas! Y si ese no es tu caso y sientes que no tienes los recursos suficientes para poder manejar lo que te ocurre, o tienes alguna persona cercana que manifiesta el problema, prueba a pedir ayuda, quizá sea un buen momento para cuidarte. Podemos ayudarte desde AtienzaBoada.

Abril 2020

Cristina González Díaz

Psicóloga Sanitaria

                                 Psicóloga Sistémica y Experta en Trastornos Alimenticios

                                                                AtienzaBoada Centro de Psicología

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